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Guillermo Tella

Libros

Ciudad Pomelo
miradas diversas de estudiantes sobre lo urbano

2022, Ediciones FADU-UBA
384 páginas - ISBN 978-987-88-5989-7

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Síntesis de contenido

Ciudad Pomelo: Miradas diversas de estudiantes sobre lo urbano invita a reflexionar la ciudad en tiempos de pandemia. Ha sido redactado esencialmente por estudiantes y coordinado por el equipo docente de la materia “Planificación Urbana” de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires. Consiste en una compilación de materiales generados durante la etapa de “Acompañamiento Académico” instaurada en 2020 por motivos del Covid-19.

En ese lapso se debatieron temas tales como: evolución histórica de la ciudad, territorio y estructura urbana, ambiente y sostenibilidad, centralidad y movilidad, el papel del espacio público, entre otros. De manera que en esta publicación podrán encontrarse la mirada de estudiantes que reflexionan en profundidad sobre problemas y dilemas de nuestras ciudades.

Con una ciudad en pandemia, en confinamiento obligatorio, emerge como principal proclama sanitaria: “la calle puede esperar”. En esa lógica, el espacio público se vacía de gente y de significado, pierde ritmo y vitalidad, se extiende y se despoja, redobla
conflictos y desigualdades.

“Pomelo” es ese mítico personaje creado y protagonizado por el artista Diego Capusotto, que exhibe un ego exacerbado, que se sitúa ante el mundo como «estrella» y que, sin embargo, termina enredado en complejas situaciones devenidas en caos y descontrol. Desde esa perspectiva de arrogancia, de perplejidad, de astucia, de irreverencia, de ambición, de atrevimiento, de sofisticación y de glamour, emerge “Ciudad Pomelo”.

Lo cierto es que nuestras ciudades se han desarrollado a partir del carácter abierto de su trama, donde la calle, la esquina o la plaza se constituyeron en instrumentos cívicos de cohesión social, de fortalecimiento de relaciones de vecindad. Y, fundamentalmente, las ciudades crecieron abrazadas a su espacio público, a la calle como lugar de encuentro, de producción y de reproducción de prácticas sociales. La calle entonces, entendida como espacio en el que la sociedad se representa, consagra identidad y cualidad, articula lo público y lo privado.

Sin embargo, el escenario sanitario, económico y político por el que hemos transitado, lejos de plantear una salida estratégica del túnel pandémico con crecimiento y equidad, descompuso y desarticuló a la ciudad preexistente, vaciándola de valores y de contenidos. Y hoy la calle aparece resignificada como territorio de peligro y de exclusión más que de contención y de co-habitación. El cambio profundo que devino tras abandonar un sistema abierto e inclusivo puso en jaque al papel de la calle y alentó crecientes procesos de pugna, miedo y expulsión.

La calle no debe esperar sino ser protagonista central en tiempos de crisis y emergencias. De lo contrario, desarticula su contrato fundacional representado en su trama urbana. Herida por exclusiones, aquella calle que hasta no hace mucho tiempo funcionaba como articuladora social, como integradora de barrios, humores y vivencias, parece ser hoy una plataforma de violencia, desolación y temor. Tal desarticulación altera sustancialmente la vida urbana, demuele el sentido profundo del habitar y desactiva los ritmos barriales que los vecinos fueron marcando a una velocidad asociada al compás del loteo parcelario.

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